La Moral y las Cuatro Virtudes Cardinales

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Estas cuatro virtudes benéficas morales son la Prudencia, Justicia, Fuerza y Templanza, y están bajo la ley del cuaternario. Cada una es análoga a uno de los Elementos. Así la Fuerza es atribuida al Fuego, Justicia al Aire, Prudencia al Agua y la Templanza a la Tierra.

LAS VIRTUDES CARDINALES

Las virtudes morales se llaman así porque nos sirven directamente para regular nuestra moral y dar forma a nuestra conducta.

Las principales virtudes morales son las cuatro virtudes cardinales, llamadas así porque de ellas dependen todas las demás virtudes morales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza (Sab. VIII, 7).

Ellas han sido vistas reconocidas y enseñadas por los filósofos paganos de la antigüedad, pero como virtudes puramente naturales. El cristianismo, al haberlos sobrenaturalizado y fortalecido en nosotros a través de la gracia, ahora tienen una meta más elevada.

Fortaleza
La fortaleza como virtud sobrenatural nos da el valor para cumplir con todos los deberes que Dios nos impone.

Justicia
La justicia es como una virtud sobrenatural que nos lleva a dar a Dios y al prójimo lo que les corresponde. Dirige correctamente nuestros sentimientos y acciones hacia nuestro prójimo y nos hace humildes y tímidos con respecto a nosotros mismos, justo lo que la justicia absoluta requiere de los pecadores. "Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. " (Matt. V, 20.)

Prudencia

La prudencia como virtud sobrenatural ilumina el entendimiento y nos permite elegir el medio más seguro para llevar a cabo nuestra salvación.

La templanza como virtud sobrenatural nos permite no sólo evitar todos los excesos y ejercer la moderación en el uso de todo, sino que incluso en un uso tan moderado no buscar nuestra felicidad y el objeto final de la vida.

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